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El músico cristiano

Una gran forma de utilizar nuestros dones musicales es para alabar a Dios. La música es uno de los dones que el Señor puede brindarnos para servirle y adorarle. Muchas personas que tenemos dones para el canto o para tocar algún instrumento musical lo utilizamos para la hora y gloria de Dios. El servicio musical es muy hermoso y gratificante, pero los músicos cristianos debemos saber cómo realizarlo de manera adecuada.

En primer lugar, hay algo que todos los músicos cristianos debemos saber para poder agradar a Dios con nuestro servicio. No estamos cantando o tocando para un público. No lo hacemos para que nos aplaudan o para que nos halaguen. No debemos hacerlo con ego y soberbia ni tratar de exhibirnos a la hora de cantar o ejecutar nuestro instrumento. Los músicos cristianos debemos utilizar nuestro don para agradar a nadie más que a Dios. No debemos esforzarnos para que la gente no critique nuestras equivocaciones, si no para brindarle el mejor servicio posible a nuestro Señor.

Precisamente, a esto último va el segundo punto. Los músicos cristianos deben de esforzarse para brindar un buen servicio. Deben esforzarse aún más que los músicos seculares, porque a diferencia de ellos, los músicos cristianos estamos brindando un servicio a Dios. Puede que tengamos una bella voz o que seamos muy virtuosos con nuestros instrumentos, pero eso no quita que debemos trabajar duro para poder servir con excelencia. Debemos practicar y asegurarnos que lo que tocamos o cantando salga bien para agradar a Dios con nuestro esfuerzo y dedicación.

Como tercer punto, un músico cristiano, como todo servidor de Dios, debe brindar su servicio con amor. Debemos de amar nuestro servicio, brindarlo con mucha pasión y alegría y así el Señor sabrá que no lo hacemos a la fuerza, que disfrutamos de nuestro servicio y que lo hacemos por amor a él. Él nos ama y debemos de manifestarle el amor que le tenemos a través del servicio que le brindamos.

Pero hay un punto que es vital para brindar un buen servicio, y eso es la humildad. Por sobre cualquier cosa, los músicos cristianos debemos ser humildes. Debemos, como ya he dicho antes, dejar atrás todo nuestro ego que cómo músicos es normal tener y saber que Dios quiere que brindemos nuestro servicio sin soberbia. Muchas veces los músicos nos sentimos superiores a otros músicos porque sabemos más sobre algún concepto o porque llevamos más tiempo en el mundo de la música, entre otras razones, y esto es algo que debemos evitar. Otros podemos llegar a pensar que por el hecho de saber cantar o tocar bien nuestro instrumento tenemos seguro tocar en cierto evento. En el caso de ministerios o coros numerosos, esto no siempre será posible, y debemos aceptar la situación cuando se nos dé. La humildad es un factor clave para poder brindar un buen servicio y es una lucha que muchos tenemos y debemos vencer.

El servicio de música, por experiencia, es uno de los servicios más bellos que se puede tener y es una gran bendición el hecho de que el Señor nos brinde dones musicales para poder servirle. Pero siempre debemos tener en cuenta de que al único que debemos agradar con nuestro servicio es a Dios, porque es el quien nos ha llamado y el servicio es para él.


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